Frente a un café cada vez más frío, un tipo desaliñado le cuenta al camarero lo injusto de que lo echaran de su anterior trabajo. El camarero mira distraídamente cómo arde un edificio en la televisión sin sonido que preside el bar. Entre el ruido de cacillos y ollas se escucha a la cocinera quejarse sola porque nadie le ayuda. El chico de la mesa ve un vídeo motivacional en el teléfono donde le dicen que se aleje de los demás para hallarse a sí mismo.
Como planetas lejanos tratando de encontrar iguales en un cosmos ajeno a cualquier dolor, transmitiendo mensajes sin saber si hay alguien al otro lado.
Todos somos radiotelescopios.